En los últimos años, la pandemia de COVID-19 transformó profundamente la forma en que las empresas operan, obligando a los líderes organizacionales a repensar sus estrategias de trabajo. El teletrabajo, una modalidad que antes solo era adoptada por unas pocas compañías tecnológicas o de vanguardia (modestia a parte, Nobilis comenzó la implementación de su política de teletrabajo ya en el año 2019), se convirtió en la norma para millones de trabajadores en todo el mundo. Sin embargo, a medida que las restricciones sanitarias disminuyeron, las empresas enfrentaron un nuevo dilema: ¿volver al trabajo presencial, adoptar un modelo híbrido o seguir apostando por el trabajo remoto? La elección no solo afecta el desempeño operativo, sino también la política de atracción y retención de talento, y ha generado una desconexión en algunos casos entre lo que las empresas desean y lo que sus colaboradores prefieren.